21 julio 2016

El puente de los espías

 
James B. Donovan es un abogado, especialistas en casos de seguros, al que le encargan defender a un espía soviético, por que desde instituciones gubernamentales se quiere dar una imagen de que todo el mundo es defendido correctamente. Donovan resulta ser tan correcto que se granjea no pocas enemistades en su país, mientras que desde la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas le llega una carta que lo hace, de facto, mediador en un posible canje entre Rudolph, el espía defendido por Donovan, y Powers, un piloto de un avión espía yanqui.

Steven Spielberg y Tom Hanks forman un dúo creativo de contrastado éxito, pero aún así llevaban sin trabajar juntos desde hacía una década, por lo que el hecho de que volvieran a coincidir hizo que se levantara una alta expectación, y más teniendo en cuenta el tipo de historia de que se trataba. Y, a mi juicio, no decepcionan con El puente de los espías (Bridge of Spies, 2015), una película de espías que también lo es de abogados, un film, como viene siendo habitual en la filmografía del realizador de Munich, profundamente humanista.

La película, como he comentado en el anterior párrafo, se podría dividir en dos partes. Por un lado la mitad judicial (aunque en realidad es algo menos que la mitad) y por otro la mitad de espionaje. El filme comienza centrándose, después de una introducción donde se nos presenta al personaje de Rudolph, en el drama judicial, con un hombre que lo único que quiere es hacer bien su trabajo, defender correctamente a su cliente sin juzgarlo, aun a sabiendas de que ello puede poner en aprietos al bufete donde trabaja, así como a él mismo y a su familia. Una vez que dicha trama termina aparece otro actor, en este caso el otro bando enfrentado en la Guerra Fría, que propone sutilmente un intercambio, es ahí cuando a Donovan le ofrecen la misión de llevar a cabo las negociaciones, cuando se lo tiene que jugar al todo por el todo, donde debe de demostrar su astucia y dotes negociadoras. Ambas tramas van de la mano, fluyen de forma muy natural, sirviendo la primera además para conocer a los protagonistas, tanto abogado como defendido, logrando la consabida empatía con el espectador.

Sin duda entre el reparto es Tom Hanks (Capitán Phillips) la cara más conocida por todos, y el papel le viene como anillo al dedo, el protagonista de Náufrago sabe muy cómo llevar a cabo este tipo de personajes, aportarles cercanía y verosimilitud, y aquí lo consigue con nota; pero el que sorprende es Mark Rylance (Intimidad), con un personaje muy peculiar, que también se podría considerar cercano a pesar de a lo que se dedica, y que sin duda le va a granjear más de un premio de importancia (se llevó el Oscar y el BAFTA, entre otros). Le acompañan en el reparto Alan Alda (Un golpe de altura), como el jefe de Donovan, Billy Magnussen (The East), Amy Ryan (The Office), Eve Hewson (Sobran las palabras), Scott Shepherd (Efectos secundarios) y Sebastian Koch (El libro negro), entre otros.

Hay espías y suspense pero tampoco se puede considerar un thriller electrizante, hay juicios pero no se puede decir que el filme sea un drama judicial, El puente de los espías es ante todo un filme que procura reflejar una época, la Guerra Fría, y la elección de un hombre de seguir el camino correcto, el camino menos fácil. Es, básicamente, la historia de un héroe cotidiano, de una persona normal.


LO MEJOR:
-La realización de Spielberg, la magnífica fotografía, la banda sonora...
-Su gran sentido del humor y del ritmo.
-Muy buen reparto, destacando Mark Rylance y Tom Hanks.

LO PEOR:
-Nada en particular.

¿Quién debería verla?
Sin duda los seguidores de Spielberg y Hanks, así como todo aquel que disfrute del cine con regusto a clásico.

¿Y quién no?
Todo el que busque una película de espías que se centre más en la acción que en los personajes y en crear atmósfera.

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