18 junio 2017

Crudo

Temor. Eso es lo que sentía ante el penúltimo film de la 14 Muestra Syfy de Cine Fantástico. Temor por esas noticias de mareos y desmayos, temor por que mostrara de forma explícita y realista una orgía antropófaga. Al final opté por no mirar en según qué momentos.

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Justine es una cerebrito que acaba de entrar en la universidad, allí, a pesar de ser, al igual que toda su familia, vegetariana, come carne y empieza a conocer algo de sí misma que desconocía por completo.

Quizá no debería escribir esta reseña, pero lo cierto es que a pesar de no haber visto unas imágenes quizá importantes para la evolución de la protagonista de la cinta, lo cierto es que Crudo (Grave, 2016) ha sido una película que me ha transmitido sensaciones que han perdurado varios días.

Y eso que se trata de un cuasi debut, ya que es el primer largometraje para cine en el que se ha embarcado su directora, Julia Ducournau, la cual hasta la fecha ha realizado un corto y codirigido un telefilme (en ambos, por cierto, también participa la prota del film que nos ocupa), por lo que no estamos ante ninguna cineasta consagrada ni experimentada, cosa que sorprende viendo la solvencia de su potente trabajo (visualmente tiene momentos hipnóticos, como esa cámara que se acerca a una Justine en proceso de “desatarse” durante una fiesta), que no solo es que sea, como digo, bonito o impactante visualmente, sino que parte de unas ideas muy claras que las muestra al espectador para que el mismo saque sus propias conclusiones.

Y es que todo parte del concepto de uniformidad, de cumplir unos cánones. Desde el momento que Justine entra en su habitación y los veteranos se presentan tirando todo por los suelos o incluso por las ventanas, poniendo en fila a los novatos, haciéndolos arrastrar, humillándolos, no es más que una manera de decirles que deben comportarse como ellos les manden si quieren terminar con buen pie; o la consulta con la médica, o el momento de la depilación o, todavía más claro, el profesor que no solo disfruta en encontrar fallos en una prueba de una alumna con fama, sino que además afirma que prefiere que caiga el que sobresale a que lo hagan otros por intentar destacar. Ahí radica el centro del filme, en que todos prefieren sentirse como uno del montón, del rebaño, antes de ser un poco diferentes y, con ello, atraer la atención, cosa que la protagonista no podrá evitar a su pesar.

Garance Marillier es la protagonista de la historia, el que es su primer largo para cine, aunque ha participado en varios cortometrajes y el mencionado telefilme de Ducournau, Mange. Ella Rumpf (Chreig), por otra parte, pone rostro a su hermana; siendo Rabah Nait Oufella (Girlhood) el compañero de habitación de la primera y Laurent Lucas (Harry, un amigo que os quiere) y Joana Preiss (Finales de agosto, principios de septiembre) los progenitores.

Crudo es una película no apta para estómagos sensibles, pero tampoco está dirigida a aquellos que busquen el gore facilón o los típicos slasher con mucha sangre y humor negro. Detrás de los gustos culinarios de la protagonista, detrás de esa curiosa historia de descubrimiento personal (puesto al fin y al cabo también se trata de un film de maduración, una especie de viaje iniciático), hay un mensaje contra los cánones de todo tipo. Interesante.



LO MEJOR:
-La realización, la fotografía y la música.
-Garance Marillier y Ella Rumpf.
-Que no se queda en la anécdota del canibalismo, sino que cuenta algo más.

LO PEOR:
-Demasiado explícita por momentos (un espectador de la sala se fue tambaleándose).

¿Quién debería verla?
Muchos la verán por el morbo, que es un motivo como cualquier otro, pero la recordarán por lo que subyace.

¿Y quién no?
Quien busque un slasher y un Holocausto caníbal universitario.

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